Quantcast
Channel: CASA DE CITAS
Viewing all articles
Browse latest Browse all 221

Un energúmeno anda suelto

$
0
0

(foto del autor)

Ayer, después de un grato paseo vespertino, entré a tomar una copa de vino en El Gourmet de un gran almacén.

Me atendieron con la cortesía de siempre. Cuando me disponía a paladear un excelente Rioja de la casa Roda, con el teléfono inteligente encima del mostrador al lado de una tapita de jamón ibérico, me llama un productor de quesos de cabra de la Sierra del Guadarrama, que estaba ofreciendo una degustación de sus productos en un pequeño stand situado a escasos dos metros del lugar y banqueta que ocupaba yo en la barra del llamado Gourmet.

Me acerqué a probar un nuevo queso de cabra, de elevada acidez, y, al regreso a mi puesto en el mostrador, héteme aquí que me encuentro a un señor sentado en mi banqueta y con las narices demasiado próximas a mi copa de Roda y a mi platito de jamón. Mi móvil estaba incólume, pero el psicópata mochales hablaba a grandes voces con el suyo, precisamente en mi puesto. Me acerqué para indicarle que estaba ocupando mi lugar y con volcánico descomedimiento empezó a proferir alocadas chifladuras relacionadas con su desvarío y delirio. Gritaba que las banquetas no se reservan. Supongo que el energúmeno, en su violento frenesí, pensaba que mi vino, mi jamón y mi aparato móvil no significaban nada para él sobre el derecho de ocupación que me asistía.

Debo aclarar que el majareta chiflado no había pedido bebida o comida alguna y que mi ausencia no había durado más allá de un minuto escaso, amén de que las banquetas aledañas estaban vacías.

Agarré mis viandas y mi smartphone  y me fui tranquilamente a la otra punta de la barra. Con los años he aprendido a ignorar a locos y necios.

Me enfrasqué en la lectura de unos correos electrónicos que acababa de recibir y olvidé el incidente. Pasaron diez minutos y el maníaco paranoico  aparece de nuevo para insistir en sus lunáticas sinrazones. Cuando se cansó se fue y no hubo nada.

Una vez desaparecido el loco de atar con los tornillos sueltos, los empleados de servicio se acercaron a manifestar su asombro ¡A buenas horas mangas verdes!

Moraleja: desde que cerraron las casas de locos, los orates energúmenos andan sueltos. Atención y mano al botón.

Viewing all articles
Browse latest Browse all 221

Trending Articles