En un principio fue la palabra__________
El amor por las palabras llevó a ambos a la otra clase de amor.
En la Facultad de Derecho él juntaba primorosamente las palabras de forma que sus inextricables explicaciones sobre el Derecho Romano y sus latinajos casi se entendían.
En la Facultad de Filosofía y Letras ella presentó una bella tesis sobre Baltasar Gracián, a quien emuló en concisión y superó en gracejo.
El primer mes lo gastaron en contarse cosas, ver películas literarias, leer libros cinematográficos y contemplar pintura con textos.
El otro amor llegó consecuentemente y sin trampas. Consumieron el tiempo adecuado para que él rompieran distintas ataduras y para que ella, más libre y más joven, aceptase algún yugo. Decidieron compartir techo, lecho y mesa.
Fueron días de vino y rosas. Dichosos hasta la extenuación. Ningún placer les fue ajeno. Juntos vulneraron convenciones sociales y jurídicas. Él fue cómplice de ella y ella encubridora de él.
Tiempo después vinieron los “celos retroactivos”, el “egocentrismo”, los “blindajes anti-opas en el núcleo duro del corazón” y los macarrones con tomate del calibre 38mm parabellum.
Juegos de amor y juegos de muerte.